El mercado encara un nuevo frente de incertidumbre y sorpresas negativas con el ataque de Israel a Irán y la posterior respuesta iraní, escalando la tensión en Oriente Medio. En los primeros impactos tangibles, los precios del petróleo se disparaban hasta un 13%, a su mayor nivel en cinco meses, ante el temor de que se pueda interrumpir o ver afectado el suministro.
Los futuros del crudo Brent subieron hasta los 78,50 dólares el barril, el nivel más alto desde enero. El barril WTI, de referencia en EE.UU., llegó a la cota de los 77,58 dólares. Tras una primera reacción de fuertes subidas, fue recortando terreno hasta un incremento del 6%, con el Brent en los 74 dólares, máximos de dos meses.
”La limitada reacción de los precios refleja el hecho de que no se ha producido ningún impacto directo sobre la oferta de petróleo, y los fundamentales del mercado permanecen inalterados. Hasta ahora no tenemos indicios de que se hayan producido daños en las infraestructuras petrolíferas. La OPEP aún dispone de unos 5 millones de barriles diarios de capacidad excedentaria, lo que podría mitigar posibles perturbaciones”, analiza Kerstin Hottner, directora de materias primas en Vontobel.
El mayor temor radica en la afectación del conflicto a pasos estratégicos de la región como el estrecho de Ormuz, entre Irán y Omán, por el que transita un cuarto del comercio mundial de crudo. En el mar Rojo también preocupa el estrecho de Bab-el-Mandeb, entre Yemen y Yibuti, lugar de ataques de los rebeldes hutíes y crucial en el tráfico de contenedores.
“Antes de que el suministro de petróleo se viera realmente afectado, el conflicto tendría que escalar hasta el punto de que Irán tomara represalias contra la infraestructura petrolífera de la región”, ha señalado Saul Kavonic, analista principal de energía de MST Marquee. En un escenario extremo, Kavonic señala que Irán podría detener la llegada al mercado de hasta 20 millones de barriles por día de suministro de petróleo mediante ataques a la infraestructura o limitando el paso por el estrecho de Ormuz, ha planteado.
En las bolsas también hubo nerviosismo. El Ibex 35 cerró con una caída que rondó el 1,3%. Repsol, que había arrancado la sesión con fuerza, acabó en pérdidas moderadas (-0,5%). IAG se vio castigada (-3,6%) por la perspectiva de un combustible más caro. En el resto de plazas del continente, el Euro Stoxx 50 cayó un 1,3%, similar al comportamiento de Frankfurt o París. Londres escapó con descensos de algunas décimas. Por Wall Street el rojo también mandó en la jornada, pero más comedido.
Para los inversores, el choque entre Israel e Irán es un nuevo frente de preocupación a sumar a los aranceles o al menor crecimiento. Chris Iggo, al frente de inversiones de AXA IM, apuntó que el impacto geopolítico en el crudo puede ser pasajero, pero “el mercado de renta variable es el que corre mayor riesgo de sufrir una corrección a medida que se materializan los riesgos macroeconómicos y políticos”.
Por Asia, la tónica ha sido el rojo, pero con impactos menos pronunciados y que no han llegado al 1% por Tokio o Hong Kong. En la región hay mayor protección por la menor exposición al conflicto y unos lazos que van a más con Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos, sin afectación por el conflicto.
El oro, por su parte, repunta el 1% y se mueve por encima de los 3.400 dólares, en máximos de dos meses, de nuevo sirviendo de valor refugio para los más temerosos.
Para los inversores se levanta otro frente de preocupación, cuando los aranceles o el temor a la desaceleración de la economía ya eran una fuente de inestabilidad. Israel ha atacado Irán en la madrugada de este viernes. Las tensiones aumentan en medio de los esfuerzos de EE.UU. para lograr un acuerdo para que la república islámica detenga su programa nuclear.