Los registros sobre la altura no eran algo habitual en la Antigua Roma. Así que saber exactamente lo que medían los romanos no es tarea sencilla. Excavaciones arqueológicas como las de Pompeya y Herculano, entre otras, han permitido a los investigadores estimar que los hombres se situaban entre los 1,65 y los 1,70 metros. Las mujeres, por su lado, estaban entre los 152 metros y los 160 centímetros.
Flavio Vegecio Renato, en su obra Compendio de técnica militar, señala que en el ejército “para los soldados de caballería de los flancos y las primeras cohortes de las legiones, el requisito era de seis pies o, al menos, cinco pies y diez pulgadas”. Es decir, entre 1,71 y 1.77 metros de altura.
La estatura media de los romanos
Pero estas medidas cambiaron en la época de los emperadores Valentiniano y Valente, que se repartieron la parte occidental y oriental del Imperio romano entre el año 364 y el 375 después de Cristo. Un decreto firmado en el 367 determinaba que la altura mínima para ingresar en el ejército se reducía hasta los 5 pies y 7 pulgadas (165,2 centímetros).
De ahí la sorpresa de los arqueólogos que están trabajando en el fuerte Magna, en el norte de Inglaterra, cuando se encontraron con un enorme zapato de cuero mientras estaban excavando en el fondo de una zanja defensiva. La suela de este calzado de hace unos 2.000 años mide 32 centímetros, lo que equivale a una talla 48 de la actualidad.

Arqueólogos y voluntarios, trabajando en el yacimiento del fuerte Magna
“Una sandalia es un objeto muy personal; realmente te conecta con la gente que vivía en el fuerte”, explican los expertos en una entrada en el blog del Proyecto Magna. El hallazgo se encontraba en el interior de un “rompe tobillos”, una zanja estrecha y profunda que quedaba oculta por el agua y provocaba que los soldados enemigos se engancharan el pie y quedaran atrapados.
A finales de marzo, los arqueólogos comenzaron a excavar las zanjas defensivas, los terraplenes y las murallas en el exterior de la muralla norte de Magna. Dentro del mismo rompe tobillos, los arqueólogos y voluntarios descubrieron tres zapatos y restos de cuero que se conservaron durante siglos gracias a la ausencia de oxígeno.

La zona del talón adherida y clavos en la parte inferior de la suela del zapato
Tras la construcción del Muro de Adriano alrededor del 122 d.C. para delimitar los límites de la provincia romana de Britania, el ejército romano amplió varios pequeños fuertes en Gran Bretaña. Magna, también conocido como Carvorán, formaba parte de esta serie de fortificaciones a lo largo de la muralla. El castrum se encuentra a unos 11 kilómetros al oeste de Vindolanda, el gran fuerte conocido por la notable conservación de tablillas de escritura.
Dos de los tres zapatos descubiertos se encuentran en buen estado. Uno tiene parte del tacón adherida y clavos en la parte inferior de la suela. “Esto nos da una visión muy clara de cómo se fabricaba el calzado romano”, escribe la investigadora Rachel Frame en el blog de la excavación.

La suela de otro zapato (al que le falta la punta) descubierto en el fuerte Magna
“Se utilizaron múltiples capas de cuero para formar la suela, unidas con correas, costuras y clavos”, añade la especialista. Sin embargo, como faltaba toda la parte de la puntera, no pudieron estimar su tamaño total.
Un segundo zapato, hallado en la parte inferior del rompe tobillos, estaba intacto y “de inmediato provocó asombro” entre todos los presentes, escribió Frame. La suela mide 32 centímetros de largo. ”¿Podría ser este el más grande de la colección de Vindolanda Trust? ¡Estamos deseando descubrirlo!”, destacó la experta.
Los zapatos y otros restos descubiertos en la misma campaña serán estudiados ahora por un especialista en cuero para intentar comprender mejor quién pudo haber usado la enorme sandalia y quién vivió y trabajó en Magna en la época romana. “Los descubrimientos continúan a medida que profundizamos en el primer foso del fuerte”, concluye Rachel Frame.