Adi, un chico de 17 años, pasa las vacaciones en casa de sus padres en una zona de humedales en el delta del Danubio. Una noche sufre una agresión. A partir de ese ataque se desencadenan una serie de acontecimientos que invitan al espectador a pensar sobre asuntos como la homofobia, la intolerancia, la corrupción del funcionariado o la actitud de la Iglesia frente a determinados cuestiones.
Emanuel Pârvu, que ya destacó con Los exámenes (2016), plantea toda esa complejidad manteniendo la intriga en Tres kilómetros al fin del mundo , una gran película que pasó por el festival de Cannes y por la Seminci y que dará al público no solo la oportunidad de disfrutar del buen cine, sino también de acercarse al desconocido mundo de la Rumanía rural.